lunes, 29 de agosto de 2016

Expresso

Saboreo este dejo en el fondo de mi paladar
mientras miro por la ventana.
Mientras mis ojos se sitúan en el afuera,
porque no estoy ahí, no estoy aquí, ni allá ni en ningún lado.

Estoy contigo y conmigo,
estoy donde estábamos, estoy donde estuvimos.
Estoy
donde
nos
rompí.

Y muevo la lengua y vuelvo a tragar,
y vuelvo a ser yo, y unos ojos que me miro a través del paisaje.

y una cara que no re-conozco, un cuerpo extraño y unos ojos tristes que tampoco quiero conocer.

trago saliva y suspiro.
y cojo el café.

Ya no queda nada, ni tu, ni yo ni nosotros dos.
Sólo este sabor que me hace compañía,
y que de alguna forma me ata a ti.

Por lo que conservo.

Heliocentrico

Y aunque pudiese volver a empezar
el anhelo del espejismo fragmenta mi motivación
al otro lado del espejo, más allá del humo:
Nos encontramos tu y yo.
Me encuentro yo contigo.
Y tu no estas con él.

Y aunque nada es lo mismo,
sigo enamorado de ti.
De-ti-conmigo-y-detigo-con-mi.
Pero tu ya no eres tu. Ni Tampoco yo soy yo.
(es que el tiempo, es que la vida...)
Es que nos quemamos vivos.
Nos inmolamos de amor.
y Brillamos más fuertes que el sol
y más alto que las estrellas. (¡lo logramos!, ¡lo logramos!)
y ahora sólo hay oscuridad.

¿Qué hay después de la luz?
Es que lo hicimos todo.
Nos amamos. Nos odiamos. Y me odiaste. Y te amé.
Y me perdonaste.
Y yo no me perdoné.

Y sigo buscándote aquí arriba, detrás de las nubes
abajo de las estrellas
detrás del sol.
Pero ya no estás acá, estas en otro lugar.
Estas bailando con alguien que no soy yo.
Y yo floto aquí solitario.
Floto intentando perdonarme.
Floto intentando dormir.

Floto intentando vivir.

Buscando-te todavia en las estrellas
rezando para poder volver a volar.